sábado, 24 de septiembre de 2016

Algo prestado: Los yu-yus en la boda de Célia

A punto de salir del cuarto en el que pasó la juventud, Célia se ve por última vez al espejo, sonríe de reojo a la cámara que sostengo y luego se dirige al cortejo de mujeres que nos acompaña en la habitación. Gira la llave que cerraba la puerta de la habitación y les dice: "hagan el yu-yu".






Hoy aprendí que en las bodas árabes se canta el yu-yu, la forma descomplicada de aludir al Zaghareet, como una invocación de alegría para la pareja que se casa. También sirve para ahuyentar a los malos espíritus. Son las mujeres las que cantan, y las más jóvenes se acercan a la novia para recibir también los buenos ánimos y la alegría que el yu-yu transmite.



De manera parecida, yo pasé ésta, mi primera boda, con la tradición occidental-católica de usar algo prestado, algo que trae suerte. Hablé con Max para que me prestara su cámara fotográfica un par de días mientras consigo arreglar la mía, y me la dejó una semana. Conocí a Gaby hace quince días y confió en mí para este trabajo. Hablé con Adrien ayer por primera vez y él me llevó y me trajo de la banlieue parisina en un carro al son de Louis Armstrong y Nina Simone.

Igual yo absorbí algo del yu-yu.